viernes, 8 de julio de 2011

SOS en la educación

Ayer el Ministerio de Educación presentó los datos de la evaluación de diagnóstico 2010 sobre el segundo curso de ESO. Ningún dato nuevo. ¿Cómo se pueden evaluar a los alumnos por competencias cuando el sistema educativo está configurado para trabajar por asignaturas? Las competencias están diseñadas para desarrollar un pensamiento global y crítico con el que los alumnos puedan reflexionar sobre sus conocimientos, valores, aptitudes… Objetivo muy lejano de nuestro actual sistema educativo. Aún así, son increíbles los resultados conseguidos por los alumnos.
Una educación que pide más autonomía de los centros, con proyectos propios que se adapten a su alumnado y a su entorno. La repetición no es más que "una vía muerta hacia el fracaso, hay que repensar seriamente este sistema"; son palabras del Secretario de Estado de Educación Mario Bedera.  Una de las vías que se baraja es el seguimiento individualizado como hacen países como Filandia o Canadá. Y el otro gran punto a destacar es otorgar a Educación Infantil y Primaria el papel tan importante que se merecen.

Nuestro sistema educativo todavía responde a una escuela de la época industrial con tareas rutinarias, memorísticas y manuales. Nuestra sociedad y los nuevos perfiles profesionales demandan un pensamiento global y crítico, empatía, saber trabajar en equipo admitiendo las sugerencias de los demás,  la transferencia de conocimientos,  la creatividad e innovación. Adoptar un espíritu de pertenencia a un todo y una actitud responsable en su entorno desarrollando un papel activo y participativo en la sociedad.

Otro fallo del sistema educativo es la relevancia del producto final: la calificación. En la educación no tiene que importar la meta sino el proceso. Los mismos profesores preparan a los alumnos para conseguir un fin, una meta. Lo auténtico está en el camino de aprendizaje, en la experiencia, en el descubrimiento, en la búsqueda de soluciones. En muchas ocasiones, aparece la frustración de alumnos y profesores  por la presión de los resultados y se pierde la pasión por aprender y enseñar. La magia del viaje ha desaparecido.