lunes, 25 de junio de 2012

Renacer del alma


Antónimos: amor y odio,
que en la confusión del alma,
se vuelven sinónimos.

Cuando el ardor se consume
y no hay llama que alumbra
sino llamarada que quema, abrasa y derrite,
hasta destruir la más insignificante esperanza de ilusión.
Todo lo arrasa, sin vida.

Vacío, insólito, sin voz, todo silencioso por instantes, minutos, horas, días, semanas, meses… pero el alma cíclica, como la tierra, resucita entre sus cenizas.

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