lunes, 25 de junio de 2012

Renacer del alma


Antónimos: amor y odio,
que en la confusión del alma,
se vuelven sinónimos.

Cuando el ardor se consume
y no hay llama que alumbra
sino llamarada que quema, abrasa y derrite,
hasta destruir la más insignificante esperanza de ilusión.
Todo lo arrasa, sin vida.

Vacío, insólito, sin voz, todo silencioso por instantes, minutos, horas, días, semanas, meses… pero el alma cíclica, como la tierra, resucita entre sus cenizas.

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domingo, 17 de junio de 2012

Perdida en la noche


Perdida en la noche.
Esperando que una luz se encienda,
una puerta abra,
un corazón se enternezca.

Perdida en la noche,
mientras mis sueños se desvelan,
mi tristeza se ensancha,
y mi angustia se desencadena.

Abrázame mientras concilio el sueño.
Acaricia mi cabello hasta que
la respiración sea acompasada.
Y sé que antes de irte,
me darás un beso de buenas noches.

lunes, 11 de junio de 2012

Te esperaré


Piel blanca con pequeñas rojeces que revelan tu delicadeza.
Ojos almendrados con mirada cálida y perdida.
Labios perfilados que inspiran una sonrisa.
Eres pelón, pero puedo adivinar tus mechones pelirrojos.

Me buscas, yo te busco.
Cojo tu mano y tus deditos aprietan intensamente
mientras tu cuerpo se retuerce simulando una serpentina.
Tu llanto es un canto de alegría.

Eres precioso en mis sueños.
Sé que algún día vendrás.
Yo te esperaré, esta vez sí que te esperaré.



lunes, 4 de junio de 2012

Recuerdos hundidos


El humo asciende delineando complicidad de vainilla.
Su boca provocadora y sus pómulos hundidos van al compás de las caladas.
Sus dedos se mueven en el aire como si tocara una bella melodía al piano.

En la silla de al lado, dos piernas blancas se entrecruzan.
Una sonrisa se vislumbra.

Sus miradas se cruzan para pedir un beso
mientras la conversación de la mañana habla de ilusiones, proyectos y pasión.

Recuerdos hundidos, momentos agotados, instantes que naufragaron. No volverán.



sábado, 2 de junio de 2012

La niña que llevas dentro


La niña tiembla, vuelve a temblar.
Sus ojos brillantes no parpadean para no dejar brotar lágrimas retenidas.
Lágrimas que quieren deslizarse como un arroyo buscando su cauce.

Se ha perdido entre la multitud que ríe. 
Multitud consciente de pertenecer a una sociedad paralizada y desunida.

Esconde su miedo bajo una sonrisa.
Porque no puede ocultar su rostro tras el pliegue de la falda maternal.

Se mira las manos de mujer,
¿Dónde está la niña de la palmera de chocolate?
Sigue cogida de tu mano, muy fuerte.
Tranquilízala y abrázala.
Y no dejes que nunca llore por nadie.
Solo déjala que se acerca a quién le reporte una sonrisa.