- ¿Qué quieres de mí? ¿Qué esperas? Tú me das tu
conocimiento, tu trabajo, tus invitaciones, tus recursos materiales, tus
cualidades, tus capacidades…Te doy nada.
- ¿Nada? Me podías no dar nada, pero me lo regalas.
- No te entiendo.
- Tu nada es tu alegría, tu compañía, tus mensajes, tu
baile, tus susurros, tu sonrisa, tu mirada… Qué tu nada me inunde todos los días.
Ese nada es mi mayor tesoro.
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