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jueves, 6 de septiembre de 2012

Recuerdos del Principito


¿Eres tú mi rosa?
No eres la que tiene los pétalos más rojos,
No eres la más esbelta y vistosa,
Y seguro que es la que posee más espinas.
!Ni siquiera perdurarás eternamente!

Pero eres especial,
Porque te distingo y prefiero entre todas las demás.
Eres mía.

Cuando encuentres un ramo de rosas,
No busques la más bella, busca la tuya y “domestícala”.

Niño mirando al mar subido en una balaustrada en la isla de La Toja, Pontevedra, Galicia
Fotografía realizada por David Hernández Mejías



lunes, 4 de junio de 2012

Recuerdos hundidos


El humo asciende delineando complicidad de vainilla.
Su boca provocadora y sus pómulos hundidos van al compás de las caladas.
Sus dedos se mueven en el aire como si tocara una bella melodía al piano.

En la silla de al lado, dos piernas blancas se entrecruzan.
Una sonrisa se vislumbra.

Sus miradas se cruzan para pedir un beso
mientras la conversación de la mañana habla de ilusiones, proyectos y pasión.

Recuerdos hundidos, momentos agotados, instantes que naufragaron. No volverán.



sábado, 12 de mayo de 2012

¿Bailas conmigo sueño?


No hay oscuridad más tenebrista y opaca que los ojos que no quieren ver. El impedimento de la fe te hace inválido emocional. Es nebuloso igual que cuando palpas en la noche los recuerdos y penetras en ellos. Te elevas rotando hasta un dogma ciego que reniega de la realidad.

Angustia convertida en agua. Agua que transpira por mi piel. Y sigues girando como una bailarina en su pequeño espacio geométrico cristalino de la caja de música.

Suena música, ¿Dónde? No oigo! Otra vez esta maldita creencia que me hace inútil anulando mis sentidos. Quiero escuchar el compás de la música, quiero bailar todas las noches en la tranquilidad de mi alma. Escuchar la música. ¿Bailas conmigo sueño?


lunes, 7 de mayo de 2012

Idilios que saben a ti.




Creencia ciega,
dolor masticable,
pupila incandescente,
sonrisa lacrimógena,
latidos paralizantes,
cuerpo insostenible,
mente inquietante.
Sabe a ti.


En la reguera de mis recuerdos sobras tú. Un tú imaginario, inexistente. Sí, inexistente! Un tú cariñoso y paternal que te convierte en salvador. No, no, son solo idilios. Idilios de esperanza naranja. No, no existe. Idilios de frustración roja. Sí, esto sí que existe.