Tus primeros pasos.
Te caes y vuelves a levantar.
Me miras, balbuceas, intentas señalarme algo en el infinito
y me hago la distraída mientras sonrío en silencio.
Tan chiquita y a la vez tan colosal.
Tu media luna al verme se entremezcla con gemidos porque no
llegas hasta mis blancas alas.
Resuelves tu encrucijada: prefieres gatear y llegar a mis
brazos con torpeza.
Te agarras tan fuerte que puedo sentir tu desaliento y a la
misma vez tu alborozo de encontrar un refugio.
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